El señor Rutin llevaba una vida tranquila y ordenada en su ciudad natal de Visby, en la isla sueca de Gotland. Trabajaba de recepcionista en un hotel, su hermosa mujer lo quería y sus hijos eran su alegría. Pero, de pronto, un día se dio cuenta que algo no funcionaba. Me aburro, se dijo, y a continuación decidió que necesitaba un cambio, un cambio que le proporcionaría una nueva vida.
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